viernes, 25 de febrero de 2011

De viajes y viajeros...

Don Antonio Montaña, que amablemente me hospedó por 5 días en su casa, me dijo una mañana que el asunto de los apellidos parecidos ya no daba para más y con mucha pena me preguntaba si podía desalojar el cuarto para unos familiares que habrían de llegar (esto último no parecía tan verosímil), yo le agradecí enormemente su ayuda, su hospedaje y comidas y le dije que no se preocupara, que probablemente mi madre me habría corrido mucho antes que él, lanzando inquisitivas miradas a mi padre para preguntarle cuándo planeaba irse su querido "pariente" (perdón Ma, pero es cierto).
Mis pasos siguieron para Medellín, después de una breve parada en Bogotá, mi guitarra "la negra" (cuyo nombre parece que será Pánfila que significa "la amiga de todos") se lució en las calles de esta capital y me volvió a llenar el estómago de comida, las bolsas de monedas y el corazón de esperanzas.
En la ciudad de la eterna primavera (Medellín no Cuernavaca), conocí un par de gringos amables y simpáticos, que además estaban viajando en sus bicicletas alrededor del continente para recabar fondos para una organización que dota de agua limpia a comunidades en Fiji (muy gringo esto último) (ride4water.org). Fascinado por su travesía, platiqué con ambos y les dije que mi viaje había empezado con esa misma idea (la de viajar en bici, no la de dotar de agua limpia a Fiji). Ayer, le robaron la bicicleta a uno de ellos, apenas un día antes me platicaba que esa bici era su orgullo puesto que el cuadro había pertenecido a su padre (schwinn 1978) y la había preparado para esta travesía y ahora se encuentra sin alas y con una tarea incompleta. La historia está en el blog que pongo hace unas líneas por si quieren leer de ello. Por mi parte sentí como si me la hubieran robado a mí y he tratado de ayudarles en lo posible, les mantendré al tanto sobre este último suceso muy pronto.

Para todos aquellos que se preguntan ¿cómo es la ciudad de Sergio Fajardo? Es lindísima y tiene un metro del ancho de dos autobuses y te conecta con un teleférico para llegar a las zonas más escarpadas de la ciudad. Hoy habré de ir a los parques que tanto menciona en sus conferencias y les mantendré al tanto. Abrazos y besos para todxs y la dedicatoria para mis amigos ambientales y ambientales de clóset, a los que se les caerían los calzones con las ciclovías que tienen en esta ciudad.

Por ahora, a falta de foto les comparto la lista de objetos perdidos a lo largo de estas 3 semanas y media (por orden de desaparición):

-Sombrero / taxi en Panamá (ver primera foto)
-Pluma o bolígrafo / desconocido pero fue en Panamá
-Pelotas para malabares / casa de Ileana (prima de Caleb) en Panamá
-Otro sombrero (este lo encontré en la basura y planeaba remendarlo (fue algo casual no es que estuviera buscando cosas en la basura)) / Villa de Leyva
-Agenda con teléfonos y reporte de gastos / Villa de Leyva (encontré mi mochila abierta al final del día y presumo que fue un robo)
-Termo de agua regalado por Ileana / Villa de Leyva

jueves, 17 de febrero de 2011

Colombia: Donde son más los buenos...



"Somos más los buenos que los malos."

Lo he escuchado unas cuatro veces desde que llegué, la frase no podría ser más cierta y es que al cumplir una semana en suelo colombiano me he percatado de toda la gente amable y de buen corazón que alberga este país. Las experiencias hablan mejor que cualquier meticulosa descripción: preguntas por una dirección y lejos de mandarte por una calle equivocada te acompañan al lugar que mencionaste (en un principio esto saca un poco de onda, después te ofendes si no te acompañan), he comido dos veces de tocar la guitarra y fue tocando 6 veces la misma canción de Bob Dylan (el gancho fue el letrero que puse a un lado: "Mexicano con más hambre que talento pide su cooperación.") en la tarde practicaba en un parque y un señor me invitó a comer por segunda vez (estuve a punto de decir que ya había comido y algo dentro de mí golpeó a esa otra parte que estaba a punto de echarlo todo a perder), viajando por CouchSurfing me han llevado a pasear por todo Bogotá y alimentado a saciar y estoy seguro que la red social te pide que recibas en tu casa proveyendo un colchón y se acabó (Gracias Sergio y Ángela), me han ofrecido quedarme en una fundación de padres Carmelitas (Gracias Padre Alfonso y Padre Jairo) y ni siquiera inquirieron en la espiritualidad que profesaba, un hombre que tenía la enmienda de llevarme a cambiar dólares me ofreció su casa para dormir y comer "para que no gaste en comida" y además resultó ser pariente (gracias Antonio Montaña) y no cabe todo lo que este país le entrega al extranjero que aquí se le llama "amigo".

Para cerrar esta pequeña entrada les relato el último suceso y pie de las siguientes dos fotos:


Primer acto:
-Pablo: Disculpe pariente, ¿Qué es eso de ahí?
-Don Antonio: Están filmando la novela de "La Pola" (mujer histórica de la independencia de Colombia)
-Pablo: Ah, se ve bien...

Segundo acto:
-Pablo: Entonces grito "¡FUEGO!" en cuanto el hombre a caballo grite "¡cuidado!"?
- Asistente de dirección: Así es mijo.
-Pablo: Perfecto...

domingo, 13 de febrero de 2011

Entrada Simón Bolívar

Se queda atrás el ombligo del mundo que me dijo adiós con una peculiar despedida, colado en una salida escolar de la hija mayor de Ileana quien fuera lo suficientemente amable como para alojarme en su respetable hogar por un par de días, haciendo increíblemente hogareña mi espera para Bogotá. Gané mis primeros 25 centavos como trovador de las calles después de 45 minutos de tocar en el sol, a este ritmo tendré que tocar 18 horas para ganarme el plato del día. Finalmente, el tráfico me hizo creer que habría de perder mi vuelo y al sentarme en el avión agradecí no tener que tomar ni uno más.
Llegué a Bogotá, y confundido por pagar 2,000 pesos por una cena, vagué por las calles del centro, jueves por la noche y las calles eran un hervidero, mis pasos y las indicaciones de 14 bogotanos que a la menor provocación te indican, recomiendan y hasta acompañan a lugares, me llevaron a una plaza (Chorro de Quevedo) que más tarde me percataría de que era el lugar donde se fundó Bogotá. Un grupo de jóvenes sentados en el suelo improvisaban música con una guitarra y una flauta, leyendo mi pensamiento mi invitaron a sentarme con ellos y a "convivir con los bogotanos", para pronto bebía de su vino y más tarde éramos hermanos. La decepción del fenómeno "no mariachi" volvió a surgir y he transcrito otras 3 canciones rancheras para irlas aprendiendo y esperar que a la llegada a Chile pueda complacer a cuanto fanático de la música mexicana me encuentre, (para el final del viaje estaré listo para tocar en El Parián en Tlaquepaque).
Colombia me envuelve con sus días nublados, su gente amable y sus innumerables parques, andadores, calles peatonales y espacios públicos en general. La foto que les pensaba dejar (computadora sin entrada para tarjeta de cámara, se las debo) es del Parque Simón Bolívar (dato cultural: Hay todo Simón Bolívar; ejem: Lavandería Simón Bolívar, Plaza SB, Parque SB, Av. SB, Arepas SB, etc), antiguo campo de golf (naturalmente exclusivo) y después de una arriesgada política pública ahora constituye el parque público más grande de la capital.
Los ánimos están en lo alto, el dinero en lo bajo pero la cerveza está buenísima y no ha faltado quien la invite. La entrada es para mi querida madre que sé que disfrutaría tanta caminata y tanto parque.

Les mando abrazos y besos a discreción de todos los lectores.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Por poco y no llegmos...


Procurare ser breve, si hay algo que detesto son los blogs kilométricos que desincentivan la lectura.

Salida de México, un saludo al Camarón que me dijo que no importaba que no tuviera boleto de salida de Panamá (requisito para entrar, tener boleto que asegure que saldrás del territorio panameño).
Mostrador de Copa Airlines, muchacho asegura que saldrá vía barco de Panamá para llegar a Colombia, sujeto del mostrador niega con la cabeza diciendo que necesita ver un boleto o no puede subirse al avión. Acto seguido, el joven pide una computadora a un completo desconocido y paga un boleto para Colombia con el dinero de emergencia que llevaba en la tarjeta (cualquiera hubiera pensado que las emergencias se darían fuera de territorio mexicano y no en el aeropuerto). A la llegado a Panamá se le hace justicia al Camarón puesto que la señorita de migracion no pregunto absolutamente nada de la forma de salida del país, dejo caer el sello de entrada y empezó oficialmente el viaje.
Con rasgos parecidos a los de Cuernavaca, Morelos se descubre la ciudad de Panamá, sus calles son un reverendo desmadre y sus camiones vienen adornados con las celebridades del momento y frases motivacionales como "El Yes We Can" o bien "Terminaitor por Siempre". Perdido y sin saber a bien que carambas quería yo de Panamá me dedique a borreguear con las manadas de turistas de cuello achicharrado por el sol y de estomago débil (entiendase gringos) y apenas ayer que abandone dicha dinamica, Panama me dio la bienvenida con la familia Marquinez, ahi cambie un par de canciones que me habrían hecho acreedor a una demanda por parte de Serrat me invitaron la comida y un par de vasos de Seco (fermento de Cana de azúcar). El viento hoy sopla a mi favor, aun cuando ocasiono serias decepciones ante mi incapacidad para tocar música ranchera, mexicano+guitarra=mariachi, y pues no precisamente. Tendré que trabajar en ello y ya falta poco para pisar tierras sudamericanas. Prometo entradas mas cortas y buscar computadoras con acentos y eñes para todos lo obsesos de la buena ortografía, por hoy me despido y le dedico esta segunda entrada a la Srta. Valenzuela que dificilmente se sale de mis pensamientos. Besos y abrazos a escoger por los lectores.
Pa delante como el elefante.

sábado, 5 de febrero de 2011

Hoy le manejamos el Vértigo

Son ya muy pocas las horas que me separan del brinco final, siento vértigo y traigo el corazón hecho una licuadora de sentimientos. Tomar un avión para llegar a un lugar al que nadie te espera y en el que no tienes la más remota idea de qué es lo que harás al llegar suena raro y si eres el actor de dicha reflexión pues, si bien no da miedo, por lo menos te espanta un poco; algo así como el segundo piso del periférico, no te da miedo, pero ya que estás arriba si se te sale un pequeño "ay wey...". (Espero haber sido claro). Pues, esa es la espera y es ésta la primera entrada para este espacio que habrá de ser mi bitácora de viaje para con el mundo.

La concluyo con dedicatoria (como pretendo que se haga costumbre en este espacio) para la prima Geomine, ya que hoy la recuerdo y no contento con ello, le robo su firma personal para cerrar este primer argumento, y es que hoy...

ya casi llegamos...